lunes, 24 de marzo de 2014

Cambio y corto; y corto y cambio.

"Cambio y corto" ha sido siempre la típica frase para cortar una conversación y dejarlo estar, zanjando así temas incómodos.
Perfectamente podríamos estar tomándonos un café con alguien, contando qué es de nuestra vida, y en cuanto saliera aquella historia de la que tanto nos arrepentimos, usaríamos automáticamente la táctica del "cambio de tema" y, si la otra persona insistiera en debatir, en seguida tendríamos la otra opción: "corto". Bueno, a no ser que estuviéramos pidiendo el tipo de café.

Cuando cortamos algo, lo separamos de su procedencia. Por ejemplo, cuando se recorta en educación, se separa el dinero de su misma. Pero bueno, ¿eso a quién le importa? ¡Yo he venido a hablar de mis trajes!

Centrémonos ahora en un tema importante, algo que realmente preocupe a la población española, es decir, algo serio: el pelo.
El pelo es algo tan importante que hasta denota inteligencia; no hay más que ver a Paquirrín, que por mucho que digan, el hombre no tiene ni un pelo de tonto.
Además, podemos hacer un "corto y cambio" y empezar así una nueva vida con un estilo diferente... empezaríamos siendo "hippies", ¿que no nos gusta? pues "corto y cambio" y seríamos "góticos", por ejemplo; y si no... pues otro "corto y cambio" y a ser "emos" que ahí con tantos "cortes" seguro que "cambiamos".

Aunque, bueno, quizás "cambiaríamos" más si "cortásemos" todas las etiquetas.